Necesitamos el aire para vivir. Aunque no lo vemos, lo respiramos, y no somos conscientes de qué contiene. El aire que respiramos puede tener sustancias nocivas para nuestra salud que provoque un deterioro temprano. Por tanto, cuidar de nuestro entorno nos proporciona una mejor calidad del aire que repercute directamente en una mejor calidad de vida. Además, desde el punto de vista económico, un aumento de enfermos provoca mayor gasto sanitario y social.

Existen dos fuentes principales que favorecen la contaminación atmosférica: los fenómenos naturales y la actividad humana. Cabe decir, que muchos de los fenómenos naturales son a su vez provocados, directa o indirectamente, por la actividad humana. Es por ello que somos responsables en mayor parte de la calidad del aire.

Se consideran fenómenos naturales aquellos originados por la naturaleza como los incendios forestales, la generación de nubes de polvo, partículas y pólenes, o la erupción de volcanes. En cambio, la contaminación proveniente de la actividad humana es básicamente producida por el tráfico y la circulación de vehículos, aunque también repercute la industrialización, la quema agrícola, o la construcción.

Para medir la contaminación producida, se utilizan dos tipos de partículas que se diferencian por su tamaño, las PM10 y las PM2.5. Las PM10 son partículas cuyo tamaño es inferior a 10 micras y superior a 2.5 micras, mientras que las PM2.5 son partículas con un tamaño inferior a 2.5 micras, más pequeñas que el grosor de un pelo. Esta distinción es importante porque las partículas más pequeñas sí pueden penetrar en los pulmones y alcanzar los alvéolos provocando enfermedades graves respiratorias.

Además de enfermedades respiratorias, también afectan al sistema cardíaco, provocando su inflamación y otros cambios, pudiendo causar arritmias o infartos entre otros. Otro problema existente es que agravan patologías previas, y que una exposición continuada puede acortar la esperanza de vida global. Se debe tener en cuenta, que los más vulnerables a la contaminación atmosférica son niños y ancianos, dos grupos vulnerables en la sociedad.

Acceder al informe completo.