Como sociedad necesitamos el calor humano para crecer y desarrollarnos adecuadamente. Sin embargo, en la sociedad actual en ocasiones se genera un problema al vivir bajo el mismo techo demasiadas personas. Y es que un hacinamiento excesivo en los hogares empeora las condiciones de vida de sus habitantes. Por ejemplo, afecta al descanso, al sueño, a la privacidad y a la higiene. Aunque lo más importante son las consecuencias causadas por estos problemas.

Es por ello que se ha de favorecer que las familias tengan un espacio adecuado para desarrollarse como unidad y mejorar sus condiciones de vida. Desde el mundo que nos rodea, esto pasa por favorecer el acceso a viviendas dignas que permitan tener una habitabilidad correcta para todos los miembros de un hogar. 

Con el paso del tiempo la natalidad ha descendido, hecho que reduce el tamaño de las familias, pero también la precariedad de nuestros mayores, y las últimas crisis económicas han dejado un panorama en el que diferentes núcleos dentro de varias familias han tenido que vivir bajo el mismo techo. A todo esto, hay que sumar la subida indiscriminada de los precios del alquiler de viviendas, y la cada vez más reducida disponibilidad de las mismas.

Todos estos determinantes son cruciales para que se ponga el foco en este aspecto y favorecer la mejora continua de las condiciones de vida de las personas.

Acceder al informe completo.